CAJÓN DE SASTRE: Cambiar el mundo, por Raúl Molina
Una de las máximas de la poesía es
la utilización de las palabras dependiendo de las resonancias sentimentales y
fantásticas que a ellas asocian los poetas. ¿Qué quiere decir esto? Pues quiere
decir, ni más ni menos, que los poetas utilizan las palabras, no con el
significado de diccionario, sino con un significado sentimental (dependiendo
del sentimiento que despiertan en ellos mismos y en los lectores). De esta
manera tratan de influir en nosotros cuando leemos un poema trasmitiéndonos su
estado de ánimo y sentimientos.
Lo mejor que podemos hacer es ver
unos ejemplos simples, y luego aplicarlo en un poema. Imaginad que nos
encontramos las siguientes palabras: seda, blanco, murmullo, azul, claridad,
prado, nubes. A primera vista, lo que el poeta trataría de transmitirnos sería
la serenidad y la tranquilidad en la que se halla sumido.
Sin embargo, si encontráramos las
palabras negro, tormenta, grito, túnel, oscuridad, está claro que trata de
influir en nosotros con unos sentimientos totalmente diferentes.
Por lo tanto podemos encontrarnos
con numerosísimos significados sentimentales de las palabras, y un mismo
vocablo puede tener un significado diferente en cada poeta. Puede ocurrir, por
ejemplo, que un poeta haya tenido malas experiencias en su casa, por lo que
utilizará esta palabra para expresar sus preocupaciones y temores, mientras que
habrá otros que la usen para transmitir confianza y seguridad.
Incluso un mismo vocablo puede tener
diferentes significados dentro de la obra poética de un escritor, ya que puede
ocurrir que el sentimiento que en él despertaba una palabra haya cambiado con
el tiempo. Por ejemplo, volviendo al término
casa, si un poeta durante una
época de su vida tiene una buena vida familiar, el término adquirirá para él
unos significados sentimentales muy distintos a los que adquiere en otros
momentos en los que tiene problemas familiares.
Para que todo esto quede claro
imaginemos una sencilla alegoría: Un poeta se encuentra ante una hoja en
blanco, y delante de él tiene unos botes de cristal tapados que contienen en su
interior palabras. En los botes, hay unas etiquetas pegadas en la que señala que significado sentimental tienen para el
escritor las palabras que están guardadas dentro. En las pegatinas pone:
soledad, muerte, obstinación, violencia, libertad, solidaridad, amor… El poeta
abrirá los botes que se ajusten su estado de ánimo y utilizará las palabras con
significados sentimentales, lo que le permitirá transmitir su estado de ánimo. No debemos olvidar que
también añadirá otras palabras con un significado de diccionario, consiguiendo
así un poema con el que será fácil hacer partícipe al lector de sus
sentimientos.
Ahora nada mejor que leer un poema (Canto Primero de Blas de Otero),
fijarnos en las palabras destacadas y tratar de sacar una conclusión.
CANTO PRIMERO (BLAS
DE OTERO)
Definitivamente, cantaré para el hombre.
Algún día, —después—, alguna noche
me oirán. Hoy van —vamos— sin rumbo,
sordos de sed, famélicos de oscuro.
Definitivamente, cantaré para el hombre.
Algún día, —después—, alguna noche
me oirán. Hoy van —vamos— sin rumbo,
sordos de sed, famélicos de oscuro.
Yo os traigo alba, hermanos. Surto un agua,
eterna no, parada ante la casa. Salid a ver. Venid, bebed. Dejadme
que os unja de agua y luz, bajo la carne.
De golpe han muerto veintitrés millones
de cuerpos. Sobre Dios saltan de
golpe
-sorda, sola trinchera de la muerte-
Con el alma en la mano, entre los dientes
el ansia. Sin saber por qué, mataban;
muerte son, solo muerte. Entre
alambradas
de infinito, sin sangre,
son hermanos
nuestros. Vengadlos, sin piedad,
¡Vengadlos!
Solo está el hombre. ¿Es esto lo que os hace
gemir? Oh si supieseis que es bastante.
Si supieseis bastaros, ensamblaros.
Si supierais ser hombres, sólo humanos.
¿Os da miedo, verdad? Sé que es más cómodo
esperar que Otro —¿quién?— cualquiera, Otro
os ayude a ser. Soy. Luego es bastante
ser, si procuro ser quien soy ¡Quién sabe
Solo está el hombre. ¿Es esto lo que os hace
gemir? Oh si supieseis que es bastante.
Si supieseis bastaros, ensamblaros.
Si supierais ser hombres, sólo humanos.
¿Os da miedo, verdad? Sé que es más cómodo
esperar que Otro —¿quién?— cualquiera, Otro
os ayude a ser. Soy. Luego es bastante
ser, si procuro ser quien soy ¡Quién sabe
si hay más! En cambio, hay menos: sois sentinas
de hipocresía. ¡Oh sed, salid al día!
No sigáis siendo bestias disfrazadas
de ansia de Dios. Con ser hombres os basta.
¿Qué os transmite el poema? Fijaos
como nos infunde un sentimiento de revolución, de unión (“Vamos -sin rumbo-“, “Salid a ver. Venid. Bebed”,
“hermanos/ nuestros. Vengadlos, sin piedad ¡Vengadlo!”). Ello lo consigue tanto
por el significado normal como por el emotivo de las palabras que utiliza.
Mediante estas, el poeta muestra la pretensión de todos los poetas de esta
generación, la Generación de la Poesía Social, que no es otra que conseguir
cambiar el mundo a través de los versos.
Este poema en concreto es de Blas de
Otero, uno de los principales poetas sociales de las letras hispanas. Si nos
fijamos en la pretensión de estos poetas desde el punto de vista actual, más de
cincuenta años después, podemos pensar que era una locura pretender cambiar la
sociedad a través de la poesía cuando apenas vendía unos cuantos miles de
libros. Sí, lo era. Era una locura tratar de cambiar una sociedad (la española
en concreto) que estaba subordinada al franquismo, que lo había aceptado como
propio probablemente por el miedo a la represión que podía sufrir el pueblo de
haberse levantado contra el dictador. Una sociedad, que estaba totalmente
oxidada.
Fijaos en este fragmento de un poema
de Gabriel Celaya titulado La poesía es
un arma cargada de futuro. Celaya también es un poeta social, y en sus
versos podemos ver las mismas pretensiones que en los de Blas de Otero. (En
este link al podéis ver entera, he decidido seleccionar tan solo los versos más
representativos: http://www.poesia-inter.net/gcel5500.htm).
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse
Volved a leerlo y fijaos ahora en la
tonalidad emotiva de las palabras ¿Qué os parece la utilización del nosotros?
¿Y la utilización de la primera persona del singular, el yo? ¿Qué os transmiten
esas palabras desde el punto de vista sentimental? ¿Pensáis que estamos faltos
de poesía social hoy en día?
CREACIÓN LITERARIA
En todos los poemas que escribimos
se nos cuelan palabras con significados sentimentales. ¿Qué tal exagerarlo? Es
decir, fijaos cuando escribáis como usáis los términos de este modo e intentad
utilizarlos con más asiduidad. Así conseguiréis una creación más sentimental y
en la que lograréis expresar de una forma natural vuestro estado de ánimo.
Recordad una cosa, cuando escribís un poema debéis plasmar vuestros
sentimientos dentro del papel. No importa si para el resto de la gente resulta
oscuro o poco entendible (no pretendemos publicar un poemario), únicamente debe
servir de catarsis interior, de purgación de vuestros
sentimientos. El papel en blanco es vuestro psicólogo personal. Con esto yo os
propongo estos versos en los que hay palabras con significados sentimentales
que remiten al hogar:
Mirando el vaivén del fuego
recordé como lo encendías.
Hace tiempo ya de aquello,
pero el olor a carne asada,
a vino, coñac y Celtas
todavía son recientes.
Ahora quiero decirte,
que los geranios han seguido creciendo,
tú ya me entiendes,
y que hemos dejado de encender fuego
y de asar carne,
pero también quiero que sepas, que en silencio
te recordamos
mirando el vaivén del fuego.
recordé como lo encendías.
Hace tiempo ya de aquello,
pero el olor a carne asada,
a vino, coñac y Celtas
todavía son recientes.
Ahora quiero decirte,
que los geranios han seguido creciendo,
tú ya me entiendes,
y que hemos dejado de encender fuego
y de asar carne,
pero también quiero que sepas, que en silencio
te recordamos
mirando el vaivén del fuego.
¡Ahora
os toca a vosotros!
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