CAJÓN DE SASTRE: Antonio Machado: Poeta simbolista, por Raúl Molina


París a principios de siglo XX

            








Este mes he decidido darle un enfoque diferente a esta sección, ya que voy a tratar tan solo a un poeta, Antonio Machado.

Machado es una de las voces principales de la poesía española del siglo XX, y uno de los poetas más internacionales de las letras hispanas. Sevillano de nacimiento (1875), en el seno de una importante familia, se trasladará a Madrid en 1883. Viajó a París, la capital cultural de la época, en 1889 y 1902, donde entrará en contacto con toda la atmósfera modernista que rodea a la Villle Lumière y donde además conocerá al gran referente de modernismo literario, no solo a nivel hispanoamericano sino muy probablemente a nivel mundial, entre ellos a Rubén Darío.
Comitiva fúnebre de Antonio Machado en Collioure

En 1903 publica Soledades, que será revisado y publicado de nuevo en 1907 junto a otros poemarios con el título de Soledades. Galerías. Otros poemas. Ese mismo año se traslada a Soria, como profesor de instituto, donde conocerá a la joven Leonor Izquierdo, su futura mujer. Ella muere tres años después, lo que influirá notablemente en su devenir poético. En 1912 publica Campos de Castilla, una obra con un tono poético muy diferente al de sus publicaciones anteriores, ya que deja de lado la estética modernista para adentrarse en las descripciones de los paisajes castellanos idealizados a través de los cuales realizará una búsqueda espiritual. Publicará diversas obras durante los próximos 20 años, tanto de poesía como de teatro en colaboración con su hermano Manuel. Machado tuvo que marchar a Valencia en 1936, pero cuando la situación allí era insostenible para La República se fue a Barcelona junto a su anciana madre, en un difícil viaje por esa España dividida por una guerra, con un final más que claro, que los amenazaba de muerte a cada paso. El día 28 de enero de 1939, por la tarde, llegan a Collioure donde morirá el 22 de febrero, supuestamente de asma, dejándonos como testamento su último verso: Estos días azules y este sol de la infancia.
Rubén Darío
            A grandes rasgos, voy a tratar de mostraros la primera etapa de su poesía que se materializa en el poemario Soledades. Galerías. Otros poemas. En él, Machado se deja influir enormemente por los postulados modernistas que Darío había difundido, sin embargo su poesía tendrá un tono muy diferente, no es tan: “La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?...” (Sonatina de Darío); sino que es más: “Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario…” (Orillas del Duero de Machado). Es decir, pese a que va a continuar jugando con los dobles significados (literal y alegórico o simbólico) no va a recurrir a esos mundos fantásticos que utiliza Darío, sino que su lenguaje va a ser lo que pasa en la calle, tal y como suena, sin una decoración excesiva (se utiliza la metáfora cuando es necesario, no por el mero hecho de decorar el poema).
            Como veremos posteriormente en los poemas es muy interesante el simbolismo, es decir, Machado va a utilizar toda una serie de símbolos muy repetidos en sus composiciones que tienen dos significados, uno literal y uno simbolista o alegórico. Por ejemplo, cuando nos habla de la noria se refiere en una primera lectura al objeto físico, pero si ahondamos más en el símbolo nos daremos cuenta que representa la monotonía o el paso del tiempo. Ello va a hacer que podamos hacer dos lecturas del poema: la primera literal, lo que estamos leyendo tal y como lo estamos leyendo; la segunda la simbólica, en la que deberemos pensar qué significado tiene cada uno de los símbolos que utiliza.
            Por último, es muy importante resaltar que las poesías modernistas van a tratar de poner a los cinco sentidos en marcha mientras se está leyendo. Por ejemplo, el cromatismo será muy utilizado, es decir, la utilización de palabras o elementos que nos remiten a los colores, que tendrán también sus propios significados simbólicos.
            Por tanto, vamos a jugar a descifrar a Machado partiendo de lo que os acabo de decir y de los significados de los siguientes símbolos:
Tarde, crepúsculo: El final del día se equipara al final de la vida; edad adulta; vejez.
Imagen tras el vidrio: Imagen no real, soñada, onírica
Camino: Camino de la vida
Morado: Muerte
Negro: Muerte
Blanco: Pureza o muerte
Agua: Si corre como en un río es la vida. Si está parada es la muerte.
Fuente: Puede ser la vida o la muerte
Galerías: Galerías del alma
Mañana: El nuevo renacer; la vida; la juventud;

SOLEDADES: Poema XV
La calle en sombra. Ocultan los altos caserones
el sol que muere; hay ecos de luz en los balcones.
¿No ves, en el encanto del mirador florido,
el óvalo rosado de un rostro conocido?
La imagen, tras el vidrio de equívoco reflejo,
surge o se apaga como daguerrotipo viejo.
Suena en la calle sólo el ruido de tu paso;
se extinguen lentamente los ecos del ocaso.
¡Oh angustia! Pesa y duele el corazón... ¿Es ella?
No puede ser.. Camina... En el azul, la estrella.

            Lo más interesante de este poema es el aura de misterio que lo rodea, muy del gusto romántico, corriente que influyó a los modernistas, pese a que en muchos casos se empeñaran en negarlo. En esa primera lectura literal del poema se nos cuenta como una persona ve a través de un cristal la imagen de una mujer que desaparece como si de un mero reflejo se tratara. En la segunda lectura podemos ir un poco más lejos: vemos como nos sitúa en un primer momento en una calle en sombra mientras la tarde está cayendo, es decir, unos claros símbolos negativos (esta aura negativa es refrendada por el léxico del poema: daguerrotipo viejo, ecos del ocaso, angustia….). Allí es donde el protagonista  parece haber visto la imagen de una mujer que se desvanece si dejar rastro a través de un cristal, dejándolo de nuevo solo en la calle donde tan solo queda el ruido de sus pisadas. En los dos últimos versos se lamenta, su angustia y pesadumbre han hecho que piense que el mero reflejo de la Luna o de una estrella en el cristal le haya parecido su amada. En definitiva, nos encontramos ante un poema de difícil interpretación en el que lo que prima por encima de todo es el misterio que lo rodea y el romanticismo que emana.

DEL CAMINO: Poema XIII
Las ascuas de un crepúsculo morado
detrás del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra está la fuente...
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que sueña mudo. En la marmórea taza
reposa el agua muerta.

            De nuevo el simbolismo es clave a la hora de entender este poema. En primer lugar, nos está describiendo literalmente un paisaje crepuscular en el que tras un cipresal hay una glorieta sombreada donde reposa el agua en una taza de mármol. Por supuesto, el poema no tiene únicamente esta simple lectura, sino que podemos verlo desde el punto de vista simbólico y comprobaremos que nos remite a  la muerte: en el primer verso se hacen constantes referencias al color morado, que representa la muerte; en el segundo más de los mismo pero en este caso con el color negro y el cipresal (árbol que como sabemos suele estar en los cementerios); en el tercero cambia y se centra en una glorieta en sombra donde nos dice que hay una fuente (la fuente puede simbolizar la vida, pero también la muerte si el agua está estancada); en el cuarto nos habla de un amor de piedra (la piedra también es lo estático y en muchos casos la muerte) que puede que ser una estatua de Cupido; en el quinto nos habla de la existencia de una taza marmórea, es decir, de color blanco, el cual representa en este caso no representa la pureza sino la muerte; por último, en el sexto se reafirma esa idea, ya que aparece el agua reposada, de la que dice de forma explícita que está muerta.

GALERÍAS: Poema X
Y nada importa ya que el vino de oro
rebose de tu copa cristalina,
o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
  Tú sabes las secretas galerías
del alma, los caminos de los sueños,
y la tarde tranquila
donde van a morir... Allí te aguardan
  las hadas silenciosas de la vida,
y hacia un jardín de eterna primavera
te llevarán un día.

            Este breve poema está lleno de elementos simbólicos. Poe ejemplo, en la primera estrofa se hace referencia a lo sensorial, sobre todo a partir de los colores, aunque también con el gusto (agrio zumo). En esa misma estrofa es interesante el contraste entre el vino de oro y el agrio zumo, es decir, lo positivo y lo negativo, que nos dirá que nada importa. No importa nada porque el poeta sabe ya los secretos de las galerías del alma, es decir, conoce la verdad de la vida y de los sueños (esto último un elemento de clara influencia romántica). Al final del poema parece hacer referencia a la muerte a través de elementos religiosos como el jardín de eterna primavera. En resumen, parece querer expresar que al yo poético no debe importarle nada cuando ya conoce la verdad de la vida y los sueños; ni siquiera se debe preocupar por la muerte hacia la que inevitablemente se dirige, ya que para él será un jardín de eterna primavera.
            Por último, os dejo unos poemas sin analizar para que los disfrutéis vosotros mismos y les deis vuestras propias interpretaciones.

SOLEDADES: Poema XI
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".
  Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
  La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
  Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".
DEL CAMINO: Poema II
Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra...
— ¡Mi hora! ...—grité. El silencio
me respondió: —No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
  Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
DEL CAMINO: Poema XVI
Al borde del sendero un día nos sentamos.
Ya nuestra vida es tiempo, y nuestro sola cuita
son las desesperantes posturas que tomamos
para aguardar... Mas ella no faltará a la cita.

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