CONVERSANDO CON ALICIA: ¿Dónde habitan las ideas?, por Ancrugon
Alicia llega como la brisa en una tarde
de verano… Cuando se sienta frente a mí y me sonríe, creo oír el sonido del
mar, pero huele bastante mejor. Ahora comprendo lo que sentían aquello poetas
medievales que crearon sus trovas en el reino provenzal entre suspiros por un
amor imposible… Pero mientras la observo, ella se limita a abrir su carpeta,
sacar sus folios, coger pensativa el bolígrafo y mordisquearlo suavemente entre
sus labios cereza, totalmente indiferente a mi sufrimiento.
-
Cuando acabes de decir
tonterías, podríamos comenzar. – Dice la cruel. – Hoy traigo bastantes
preguntas y no tengo mucho tiempo.
-
¿Te espera alguien? – Indago
sumido entre la curiosidad y los celos.
-
¿De verdad crees que te
importa?
-
¡Qué desalmadas podéis ser
las mujeres cuando os sabéis admiradas!- Ella me ignora. - Bueno, comencemos.
Alicia emite un suspiro tranquilizador y
me mira sin verme durante unos segundos.
-
Cuando quiero escribir algo y
me pregunto sobre qué, siempre se me llena la cabeza de muchos pensamientos que
se van igual que vienen, pero no queda nada a lo que pueda llamar una idea…
¿Por qué me cuesta tanto?...
-
Tal vez eres demasiado
exigente. Es como con las personas, a veces nos forjamos una imagen de la mujer
o del hombre ideal y vamos rechazando todo lo que se nos pone por delante que
no se ajuste a nuestro molde preconcebido… Seguramente estés dejando escapar
bastantes buenas ocasiones…
-
Ja, ja… No cambiarás nunca…-
Yo me encojo de hombros y ella sonríe. – Entonces, ¿cómo definirías la idea?...
-
La idea es una imagen mental,
no es real, pero se puede basar en la realidad, o en irrealidad, o incluso en
lo que no existe. Las ideas no paran de moverse en nuestra mente, crean
asociaciones, se ramifican… Lo mejor es estar alerta y no dejar pasar ninguna
buena ocasión. Hasta la idea más descabellada puede servirnos, sólo hay que
seguirla hasta ver dónde nos lleva.
-
Pero, eso no me soluciona nada…
-
¿Cómo que no?... Mira, un día
estás en una heladería y ves a un hombre solitario, sentado en una mesa en una
mesa un poco alejada de ti. Entonces comienzas a divagar, ¿estará esperando a
su novia o mujer?... ¿será homosexual?... ¿Estará recuperándose de un
rechazo?... ¿Será un terrorista y va a colocar una bomba en esta heladería?...
¿Será simplemente un hombre al que le gustan los helados?... Las posibilidades
son infinitas, pero tú debes elegir la que más se ajuste a aquello que quieres
decir sobre el hombre en cuestión, porque para crear un personaje, lo que menos
te importa es quién es ese hombre en la realidad, y así vas divagando y creando
conexiones y relaciones que te llevarán a lugares que nunca antes de comenzar
podrías haber pensado en llegar.
-
Quieres decir que debo emplear
mi imaginación para encontrar la idea.
-
Perfecto. El bueno de Buñuel
decía que la imaginación era como un músculo que se debía ejercitar todos los
días, para ello el ejercicio que mejor le va es el de prestar atención, estar
con el rádar puesto constantemente para no perderte nada importante de lo que
ocurra a tu alrededor, pero, cuidado, cuando digo importante no me refiero a
cosas que saldrían en la televisión o en los periódicos, aunque también, pero
lo importante para la creación puede esconderse en las cosas más
insignificantes. Ves algo, lo interpretas a tu manera, lo coloreas a tu gusto,
le das tu toque personal y ya tienes tu obra de arte.
-
Pero eso puede ser muy
pesado, siempre estando alerta y concentrada. Yo no podría vivir estando a
todas horas atenta a lo que ocurre a mi alrededor…
-
No, por supuesto, ni tú ni
nadie. Sin embargo a veces ves algo que te llama la atención y no sabes por
qué, es como una corazonada de que ahí hay materia suficiente para un buen
tema… surge una idea.
-
Entonces, ¿crees en la
inspiración?
-
No, no creo. La inspiración,
para mí, es el trabajo, pero debo reconocer que hay unos momentos más
favorables que otros en los que parece que nuestros sentidos están más alerta y
son más capaces de percibir las vibraciones. Cuando Lamartine decía que no era
él quien pensaba, sino sus ideas las que lo hacían por él, se estaba refiriendo
a que para trabajar necesitaba un estado de concentración especial.
-
Pero el otro día me dijiste
que cada persona debe encontrar su lugar para trabajar y su forma de
concentrarse…
-
Claro, eso es así, y también
te digo que incluso es bueno cambiar, no quedarse en un lugar donde la mente se
va cerrando a una costumbre, a un único horizonte.
-
Entonces, imaginemos que yo
voy por la calle y un día veo al cartero y, de pronto, se me ocurre una idea
sobre una cartero que si tal o cual, pero que antes, el resto de los días de mi
vida que he estado viendo a ese cartero continuamente no se me había ocurrido,
y dices que eso no es inspiración…
-
No, simplemente se ha dado
una asociación de ideas que antes no había ocurrido. Mira, está lo que se llama
“inspiración inmediata, mística”, que es como el que ve un milagro… Es, ni más
ni menos, que algo se te ha ocurrido en ese preciso instante… no hay nada de
divino ni mágico en ello. Luego están esos artistas que parecen poseídos por
algo febril, incluso sufren como si pariesen de verdad la idea… yo, de ellos,
me haría mirar por un psicólogo… Lo más normal es que las buenas ideas salgan
de un proceso: hay algo que llama la atención y luego se desarrolla, se
trabaja, se buscan conexiones, se rechazan unas, se cogen otras, hasta que se
da con el camino bueno y, ya está.
-
Es decir, trabajar y
trabajar.
-
Lo siento si te he
decepcionado, pero las musas son simplemente una metáfora, una imagen, es
decir, una idea para representar simplemente la solución de una búsqueda. Antes
del cuento no hay magia, lo mágico lo pones tú con tu trabajo y tu
sensibilidad.
-
Entonces, ¿dónde habitan las
ideas?
-
En todas partes. Todo está
hecho de ideas y todo contiene ideas, el trabajo de la imaginación es
descubrirlas y enlazarlas hasta darles forma. Cada uno de nosotros vemos las
cosas de diferente forma, por lo tanto, podemos interpretar la realidad de
muchas maneras distintas, y en eso consiste el arte, no en parecerse a la
realidad, sino de interpretarla.
-
¿Y cual sería el ejercicio
mejor para desarrollar mi imaginación?
-
Imaginar, soñar, crear… por
supuesto que para ello necesita alimento: lectura, cine, música… cualquier cosa
que le haga estar activo, incluso un paseo por la naturaleza o un café en un
bar, ¿por qué no?, el cerebro se alimenta de todas las imágenes, sonidos,
olores, sabores, texturas que le rodean y ahí se esconden las ideas. Para ser
un creador lo único imprescindible es estar vivo.
-
Ya, si quiero escribir,
tendré que vivir.
-
Muy bien, querida, pero como
una persona, no como una bonita flor.
Alicia sonríe
llena de vida y su sonrisa en sí es la propia vida. Recoge todo en su carpeta y
se dispone a marcharse, pero se detiene en la puerta y se vuelve pensativa.
-
Si esto es así, entonces
nuestras existencias podríamos decir que son simples ideas desarrolladas según
un guión previo…
-
¡Jo, qué profunda te has
levantado hoy!... Podría decirse, incluso creo que algunos es lo que pretenden
que creamos… Pero a mi me gusta más pensar que somos nosotros mismos quienes
escribimos nuestros propios guiones.
Entonces me
señala con un dedo acusador y me dice con voz de pícara:
-
Sí, eso te define bien…
Y se marcha
dejándome sumido en un mar de ideas que mi imaginación es incapaz de concretar…
Sally Oldfield-Mirrors
Participación
Vamos a jugar
un momento a que vemos las cosas de forma diferente a como son. Mirad a vuestro
alrededor e intentar describir lo que veis, pero interpretándolo desde una
perspectiva absurda, buscando relaciones en las cosas que no parece que existan
en la realidad. De esta manera podremos crear un mundo diferente, puede que
absurdo, puede que grotesco, maravilloso o terrible… depende de cada uno. ¿Os
atrevéis?
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