TEMAS E IDEAS: La voz interior, por Ancrugon
“La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios.”
Mahatma Gandhi
¿Cuántas veces deberíamos parar nuestro frenético mundo y quedarnos simplemente en silencio para escuchar esa voz interior que ignoramos ya por sistema?... Está ahí, dentro de nosotros y, por ello mismo, somos indiferentes a sus consejos y a sus ideas. Forma parte indivisible de nuestra personalidad, porque realmente esta basada en la misma materia que ha nos ha creado a nosotros, pero con una diferencia notable, en la mayor parte de las ocasiones surge de nuestro razonamiento…
Dialogar con uno mismo es un buen ejercicio, pues de esa manera nos obligamos a conocernos ya que, empeñados en descifrar los secretos más intrincados de todo lo que nos rodea, nos olvidamos de aquello que es más importante en nuestra existencia: nuestro propio ser.
La voz interior consiste en esos menajes que nos autoenviamos para controlar mejor nuestros impulsos, hay quien la define como la capacidad de autocontrol, pero, a veces, es todo lo contrario, y esa voz nos domina y nos desvía del camino que consideramos correcto, ahí interviene la psiquiatría.
Ese diálogo interno va juzgando y etiquetando todo lo que nos rodea y unas veces nos ayuda a entenderlo, en cambio otras nos envía pensamientos equivocados… ¿para quién?... Siempre, claro está, desde el rasero de la sociedad que nos ha tocado vivir.
Todo ser humano es un producto del grupo social en el que nació y fue educado. De él aprende sus pautas de comportamiento y se autoasigna un rol que mantendrá, normalmente, durante toda su vida. Pero esa voz interior propia de cada uno, puede que unas veces está empapada en el caldo de cultivo del germen social, aunque, con bastante frecuencia, aparece virgen de tales directrices y se proclama baluarte de la libertad. Y en esos momentos surge el conflicto…
Desde nuestros primeros días de vida, los humanos aprendemos un lenguaje verbal mediante el cual definimos y reconocemos la realidad de nuestro entorno. Todo lo que vamos conociendo, lo vamos nombrando y, a partir de ese bautizo, ya tiene una existencia… La realidad debe ser nominada, de lo contrario, simplemente nos existe. Ese código de signos y reglas para combinarlos que es el idioma, es el mismo del que se sirve la voz interior para modelar nuestro mundo interno y particular. Por lo tanto, si tenemos en cuenta que cada grupo cultural, o pueblo, tiene un código diferente y una visión más o menos particular para interpretar su vida social, nuestra voz interior está en cierta forma contaminada de esa misma interpretación… Pero cada ser humano es una pieza única en la naturaleza, nunca se repite, es como una composición musical con infinitas posibilidades de organización entre sus notas. Entonces, de esa oposición entre lo social y lo individual surge el diálogo interior. De su buen desarrollo depende la estabilidad mental de la persona.
Cuando algo nos preocupa o realizamos una tarea complicada, tendemos a murmurar sin darnos cuenta… estamos dialogando con nuestro ego y buscamos una respuesta que, cuando no la hayamos, nos aferramos instintivamente a los sentimientos o a la creencia para estabilizar nuestras dudas que afectan a nuestras emociones. Es lo fácil. Y de ahí, de esta necesidad de no dejar lagunas o agujeros negros en nuestro mundo cotidiano, nace la fe, el creer en lo que no se ve, pero explica con facilidad lo que no tiene explicación. Y las religiones cubren con efectividad el hueco que puede causar algún síndrome a nuestra mente.
Pero este diálogo, cuando es dominado por nuestras neuras, puede desencadenar el pánico al vernos ante una situación que nos supera, o desarrollar en nuestro comportamiento reacciones antisociales como los celos, las fobias, la violencia, etc.
De ahí que sea muy importante un diálogo interno desde el mismo nivel: el ego y la voz interior, imperando siempre la autoestima y no dejando de percibir todo aquello que nos rodea. No somos tortugas que escondemos nuestra cabeza en el caparazón cada vez que hay problemas. Los seres humanos somos seres sociales y nuestra existencia deja de tener sentido si no está en relación con la perspectiva de los demás.
La voz interior es también la mejor representante de lo cada uno somos, mucho más que nuestra imagen externa, incluso más que muchos de nuestros actos. El joven director y actor Eduardo Iñarra, quien amablemente colabora con nosotros en esta página, nos dice para presentar su corto: “Todas las personas tenemos una voz interior que no cambia, la escuchamos alta y clara en nuestra mente, va más allá de la apariencia exterior, más allá de no andar bien, de poder comunicarse o no poder comunicarse bien…, lo importante es la voz del interior que tenemos y esa es la enseñanza y búsqueda de valores.” Veamos su película…
La voz del interior. Cortometraje
de Eduardo Iñarra.
Eddie Madrid - Producciones © 2010.
En conclusión, confundamos la voz interior con la llamada de Dios, o con el logro del Karma o la perfección, la llamemos personalidad, temperamento, genio, o como sea, ella es simplemente una parte más de nosotros mismos que nos puede llegar a aterrar cuando ya no nos reconocemos en sus palabras.
PUBLICACIONES DE "EL OLMO CLUB DE LECTURA DE CASTELLNOVO"
https://www.ancrugon.com/nuestras-publicaciones/libros/la-voz-interior/
La voz interior, novela de Darío
Jaramillo Agudelo
La voz interior quisiera parecerse a las novelas biográficas del siglo XIX, que deliberadamente buscan ser entretenidas, a pesar de que la de Sebastián Uribe Riley fuese una vida monótona de un desconocido al que nunca le sucedió nada que merezca la pena ser contado.
Sebastián murió muy joven, a los treinta años, y mucho después su familia descubrió una enorme cantidad de libretas con sus escritos. Mary Riley, la madre de Sebastián, llama a Bernabé, amigo de infancia y adolescencia de su hijo, que ahora es escritor de libros por encargo, para que dictamine si los escritos tienen algún valor o es mejor tirarlos a la basura. Bernabé descubre que Sebastián se pasó la vida inventando autores y escribiendo los textos de esos autores inventados. El amigo se dedicará entonces a investigar la vida de Sebastián y a escribir la biografía de este inédito y esquivo autor de autores, que forma la primera parte de la novela. Biografía disfrazada de novela que contiene además una segunda parte con escritos selectos de varios de los autores inventados por Sebastián -comenzando por sus propios versos-, además de poemas, ensayos cortos, argumentos de novelas, hagiografías apócrifas y hasta un breve tratado de teología patafísica titulado Los motivos de Dios, del enigmático Walter Steiggel.
Tardé ocho años en escribir La vos interior, a la que además incorporé materiales anteriores. Hubiera seguido. Me detuve cuando descubrí que si continuaba, sería para no detenerme más. (D.J.A.)
La voz interior, novela de Jordi
Sierra i Fabra
En un internado femenino dirigido por religiosas se ha cometido una falta grave: un chico ha estado de noche en la habitación de una alumna de COU. Como no se sabe de qué alumna se trata, la directora reúne a todas las chicas del pabellón y amenaza con expedientarlas si no aparece la culpable. La amenaza tiene efecto, y al día siguiente hay una delación anónima que acusa a Isabel Carreras. La superiora expulsa a la joven. Pero sor María, monja inquieta y abierta y nada convencional, se niega a dar el caso por cerrado y emprende una singular investigación policial. Parece que Isabel recibió efectivamente la visita de un chico aquella noche, pero las posibles delatoras son las que interesan a María. Cree que la delatora no podrá soportar mucho tiempo el peso de su mala acción. Organiza una salida con las amigas de Isabel. Descubre que Teresa es la culpable: delató a su amiga por envidia. Animada por María, Teresa confiesa a Isabel que ha sido la delatora y puede quedarse por fin con la consciencia tranquila.
La voz interior en el cine.
La voz del interior, una
película de Steven Sawalich
“La Voz del Interior” es una película norteamericana del año 2007 (Music Within), dirigida por Steven Sawalich, sobre un guión de Brett Donowho, Mark Andrew Olsen y Kelly Kennemer. Su sinopsis es la siguiente: Dado por muerto al nacer, abandonado por su madre, mudo hasta los seis años y sin una casa estable a la que llamar hogar, Richard se las ingeniará para salir a flote y conseguir una beca en la Universidad, estudios que abandonará para alistarse en el ejercito.
Tras resultar herido durante una emboscada en Vietnam, Richard perderá casi por completo el sentido auditivo. Mientras el mundo a su alrededor se aleja, una voz surge en su interior y Richard ve claro su destino: luchar por los derechos de todas aquellas voces que nunca han sido escuchadas.
La voz interior en la música.
The Voice Within, una canción de
Christina Aguilera
La voz interior en el arte.
Caspar David Friedrich.
La voz interior puede ser sinónimo de genio creativo cuando el artista plasma sobre su obra todo aquello que lleva dentro y es incapaz de expresarlo por otros medios, y esto supone un logro de absoluta libertad, porque el artista no copia la realidad tal como es, la interpreta según su voz interior, la modela y la ajusta a lo acordado en su diálogo interno y le da su propia personalidad. Un ejemplo claro lo tenemos con el pintor romántico alemán Caspar David Friedrich (1774-1840), quien en 1830 habló con mucha claridad sobre la voz interior en el arte, leamos sus propias palabras:
“Pronto será, entre los muchos pareceres, también éste mi parecer: la rigurosa imitación de la naturaleza hasta la mínima particularidad debe ser la aspiración del arte. Pero entonces: rigurosa y también esclava imitación de la naturaleza y ejecución ultradimensional son propias del arte malogrado. El arte no debe en modo alguno proponerse el engaño, y ejecuciones de tal dimensión constriñen la imaginación del espectador; la imagen sólo debe insinuar, y, ante todo, excitar espiritualmente y entregar a la fantasía un espacio para su libre juego, pues el cuadro no debe pretender la representación de la naturaleza, sino sólo recordarla. La tarea del paisajista no es la fiel representación del aire, el agua, los peñascos y los árboles, sino que es su alma, su sentimiento, lo que ha de reflejarse. Descubrir el espíritu de la naturaleza y penetrarlo, acogerlo y transmitirlo con todo el corazón y el ánimo entregados, es tarea de la obra de arte. Pronto se enseñará que concentrar la luz en un punto es absolutamente imprescindible para conseguir un efecto, y que ha de reconocerse a Rembrandt en este asunto como el modelo por excelencia. Pero luego se enseñará a su vez que el verdadero artista debe despreciar tales medios comunes que producen un efecto fulminante. Tan pronto se aconseja utilizar mucha pasta de color, pues si no, la pintura apenas duraría; tan pronto lo contrario: ¡Oh, debe economizarse mucho al aplicar los colores, y también repintar de continuo, pues si no, no podría mantenerse a claridad! También se recomienda que, en la medida de lo posible, se lleve a cabo todo en una sola sesión, para conservar así la claridad, la ligereza y la libertad en el color. Y la pincelada, pues todo repinte posterior estaría ligado, y, con ello, atado, a un repinte anterior. Pero, ¿qué hay que hacer y qué hay que dejar de hacer ante tanto parecer y tantas doctrinas contradictorias? ¡Sigue la voz interior y acepta lo que te dice, y deja para los otros lo que a ellos les parezca justo, pues no todo es para todos!”
Participación
Dejemos
que hable nuestra voz interior y tal vez nos llevemos alguna sorpresa….
Podemos
interpretar la realidad que nos rodea con cualquier materia y las palabras son
como el óleo para la pintura. Hay recursos suficientes para desfigurar lo real
y acomodarlo a nuestra perspectiva. Juguemos a modelar lo que vemos y lo
hagamos nuestro. ¿Os atrevéis?....
Pablo García ha escrito:
5 de mayo 2011
Mi voz interior, simplemente, se ha cansado de gritarme y
ha decidido darme la razón como a los locos.
David Pérez Samper ha escrito:
14 de mayo 2011
Estoy de regreso a casa. El sonido de las ruedas al
deslizarse por carretera es mi única música de compañía. Llueve, el
limpiaparabrisas no para de bailar sobre el cristal y de nuevo esa voz que
nadie puede oír, sólo yo.
No quiero escucharla. No quiero que tenga razón. Quiero
cambiar de vida, empezar lejos de todo esto, hay oportunidades que sólo pasan
una vez en la vida, pero ella estás ahí.
No hay kilómetros que hagan que pueda separarme, me sigue… Quiero dar la
vuelta…
Mi cabeza me dice que me marche lejos, mis amigos que
aproveche la oportunidad que la vida me
brinda, sin embargo ella me dice que no.
No lo hagas, me repite, sigue como siempre, ¿dónde vas a encontrar lo que
tienes aquí…?
Siempre consigue hacerme dudar y sé por qué, porque nunca
me ha fallado, porque siempre ha estado ahí, porque me conoce como nadie, sabe
decirme lo que necesito oír…
Todos tenemos esa voz interior que nos ayuda en los
momentos complicados y, aunque no siempre le hacemos caso, ella es
incondicional, no se enfada aunque le hagamos más caso a los demás que a ella.
Pero hoy necesito pensármelo, tengo que elegir: por un
lado estoy yo y, por el otro lado está ella.
Voy a parar el coche, veo un área de servicio. Necesito
dormir, quizás ella también. Cuando nos despertemos decidiré quién gana esta
batalla, si mi yo o mi voz interior.
Ricardo Peña ha escrito:
16 de mayo 2011
A mi opinión no hay frase que pueda describir mejor lo
que es la voz interior. El factor mas importante que nos proporciona esa voz,
es el de poder reflexionar sobre nuestros hechos, corregir errores, distinguir
entre el bien y el mal. En pocas palabras, es nuestra pequeña parte de
divinidad. Nos enseña que no hay nada imposible y está ahí siempre, es la única
compañera imparcial en esta vida. Gracias a ella, podemos madurar, tema ya
tratado con la novela teatral de "Las Cosas No Cambian" de Antonio
Cruzans Gonzalvo. Podríamos decir, que la mayoría de los personajes han
abandonado los consejos de su propia voz interior, y se han amoldado a la
sociedad que les rodea, la cual, es la mayor enemiga de nuestra propia voz,
interior o "exterior", ya que no hacemos lo que debemos o deseamos
sino lo que nos imponen. Esa voz también nos muestra nuestra inocencia, por
eso, a medida que vamos creciendo y madurando gracias a ella, también la vamos
dejando de lado: Nuestra voz interior está en peligro de desaparecer, nuestra
única vía de escape de esta realidad se puede marchar para nunca volver.
Cristina Marín ha escrito:
16 de mayo 2011
A veces, en algún momento del día, escucho una voz en mi
interior. Es una voz que viene del corazón, una vocecilla que todos tenemos: la
conciencia. La voz de la conciencia nos llama, pero nosotros somos libres para
atender o no a su llamada. Aunque a veces no quiero escuchar esa voz, siempre
acabo escuchándola y haciendo lo que ella me dice. Porque, aunque a veces no acierta
con lo que yo mas deseo hacer, siempre me hace seguir el camino más correcto.
Juan Carlos Vivas Carot ha escrito:
16 de mayo 2011
Camino solo por las hambrientas calles del pueblo, de
regreso a la vida incierta en la que me concentro. Una voz en mi interior dice
cosas horribles sobre mi pasado y yo sólo hago más que pensar que son sólo
voces en mi interior. Sigo caminando mientras no hago caso a sus palabras. Sólo
quiero pensar que esa voz no sale de mi ser, porque esa voz diabólica me está
dejando sordo, mudo y ciego y, al mismo tiempo, se apodera de mis movimientos y
actitudes. Me veo atrapado en mi mismo sin saber que hacer y ahora, a manos de
mis inconscientes pensamientos que me dicen "mátalos a todos" y añade
"se lo merecen", la locura se apodera de mí mientras ella sigue
hablándome y apuñalándome el estomago. En la calle la gente me mira y la voz me
indica lo que debo hacer... esos correosos cuerpos, víctimas de mi ira me miran
fríos y pálidos. De nuevo la voz de mi interior me acecha, mientras aquí
encerrado y maniatado me medican para combatir la locura. Y de nuevo pienso,
voces en mi interior...
Alba Bonet Morro ha escrito:
16 de mayo 2011
Un domingo por la mañana, a las 12 del medio día, estaba
jugando un partido, un partido de fútbol femenino; yo tenía una molestia pero
nadie lo sabía, no quería que nadie lo supiese, quería jugar y lo hice como si
no pasara nada. A los pocos minutos de empezar el partido, las molestias
empezaban a notarse, iban aumentando poco a poco; en el descanso me dolía mucho
y una voz interior me decía que parara porque en esos 45 minutos que quedaban
me iba a hacer mucho más daño, yo no le hice caso, no le dije nada a mi
entrenador porque quería jugar si o si, me daba igual hacerme más daño. Hice lo
que yo quería, jugué la segunda parte, pero no la acabé, me lesioné y todo fue
peor, estuve varias semanas sin poder hacer nada, si le hubiera hecho caso a mi
voz
interior no me hubiera hecho tanto daño...
Víctor Almendros ha escrito:
16 de mayo 2011
La voz interior es ese sitio mágico único en el mundo y
único de cada persona el cual nos dice como actuar y como debemos reaccionar...
pero, yo no le hago caso.
Miguel Lozano Rovira ha escrito:
17 de mayo 2011
En mi opinión, de vez en cuando hay que pararse a escuchar
esa vocecilla que te habla desde dentro y no sabes dónde localizarla.
Si le prestas un poco de atención, ella te aconseja y te indica el camino a
seguir. Si vas muy acelerado haciendo una cosa tras otra y no frenas, esa
vocecilla interna se asusta y se esconde, pero si la buscas, aparece de nuevo.
Cuando tienes algún problema ,estas agobiado y no sabes qué hacer, ella está
ahí ,es cuestión de saber escuchar. En uno de esos días es que te sientes
triste, ella está por ahí para recordarte quién eres y los momentos más felices
de tu vida, te da ánimos y consigue que sonrías.
A veces te protege de peligros, otras veces al conocer a alguien nuevo, en esa
primera impresión aparece tu voz interior que te avisa de si esa persona es
alguien en quién confiar o si no te tienes que fiar de él o ella. Normalmente
no se equivoca.
Yo pienso que debo hacerle caso a esa voz interior aunque a veces me fastidie y
me impida hacer lo que quiero porque creo que si no la escucho saldré
perdiendo.
Álvaro Marín Silvestre ha escrito:
18 de mayo 2011
Enfrentamos todos los lances de la vida siguiendo las
reglas y creencias que nos han sido inculcadas a lo largo de nuestra propia
historia. Muchas son las influencias que determinan nuestro comportamiento. Y
son tantas, que en un dado momento dejamos de saber a ciencia cierta si las
ideas que defendemos son fruto de nuestras propias convicciones o si
continuamos basándonos en las voces ajenas.
No es fácil percibir y distinguir esta diferencia, visto que la mayoría de
nosotros vivimos en un estado de total inconsciencia, tanto acerca de nuestros
propios sentimientos, como de los condicionamientos a que hemos sido y seguimos
siendo sometidos. Estos condicionamientos constituyen una de las principales
fuentes de
sufrimiento para los seres humanos, que se angustian por tener que adaptarse a
modelos predeterminados y encajarse en patrones que no siempre corresponden a
lo que anhela su alma.
Cuanto más distantes permanecen de aquello a que aspira su voz interior, más
angustia e insatisfacción experimentan. Sin embargo, de nada sirve buscar en el
mundo la solución para esta discrepancia.
La única forma de saber sin duda alguna qué es lo que necesitamos para ser
felices, es zambullirnos profundamente en nuestra interioridad y descubrir allí
la verdad que se oculta tras las voces exteriores que predominan en nuestra
mente. Solamente en el silencio podremos escuchar las respuestas que tanto
anhelamos.
Sara Torrejón Salva ha escrito:
18 de mayo 2011
Mi voz interior siempre opina, siempre me dice que siga
hacia delante, que no me fije en lo que hay atrás, me pregunta ¿qué es lo que
dejaste atrás? Atrás lo deje todo, con él y ella me dice: Pero él sí que sigue
hacia delante, haz tú lo mismo, no te pares. Y yo obedecía y seguía, como
siempre. Un día decidí desobecer, me quedé quieta a esperar a que él, siguiendo
hacia delante, se volviera a cruzar conmigo, ella insistía: sigue, ves hacia
delante. Hoy cansada ha decidido hacerme caso a mí y se ha quedado conmigo,
quieta y callada.
Pablo García ha escrito:
18 de mayo 2011
"Mi voz interior, simplemente, se ha cansado de
gritarme y ha decidido darme la razón como a los locos."
Dice que ya lo llevaba tiempo pensando y que estaba un poco cansada de la misma
rutina, que quería hacer cosas nuevas y es verdad, esto no es lo que era, antes
teníamos conversaciones divertidas, sin preocupaciones. Hace un tiempo ya sólo
me decía lo que no tenía que hacer, y si hablábamos, era de lo estresado que
estaba por los exámenes o por cualquier cosa sin importancia. El otro día
pensando en un momento a solas, llegué a la conclusión de que mi voz interior
era el reflejo de mi vida, desde hace poco, algo triste, rápido e insípido.
Recordé la última frase de la carta que me dejó antes de irse: “Te has
convertido en el tipo de persona con el que te avisé que nunca te juntaras.”
Juan Carlos Sánchez Pérez ha escrito:
18 de mayo 2011
Un día como otro cualquiera creí estar en un sueño en el
que había una voz en mi interior que solo yo podía oír. Lo más molesto de aquella
voz es que no paraba de repetirse y de decirme todo aquello que tenía que
hacer, por mucho que me gritara yo no la quería escuchar, pero era imposible
deshacerse de ella por mucho que lo intentara.
Resulta que aquel día yo estaba en un campo y había muchos tipos de árboles, la
mayoría frutales: limoneros, naranjos, melocotoneros, etc. Pero había una
excepción, un manzano, en él estaba la fruta prohibida, la manzana. Aquello
parecía ser un sueño muy extraño porque me resultaba familiar algo, entonces caí
en lo que estaba pensando, era
como cuando Adán y Eva tenían prohibido comerse la manzana pues yo también lo
tenía prohibido. Entonces surgió otra vez aquella voz en mi interior que se
repetía continuamente pero esta vez me transmitía un mensaje, y era que me
tenía que comer la manzana porque entonces sabría lo que es la dulzura, debido
aquello que me dijo sobre la dulzura empecé a caer un poco en la tentación.
Pero por mucho que le decía que no la quería comer la voz se repetía dentro de
mí y me decía que la probara. La verdad es que yo quería probarla y ver su
dulzura porque yo no pensaba que podría pasarme algo por probarla, pero si
estaba prohibida comerla tendría que ser por algo. Mientras yo pensaba en lo
que pudiera pasar, la voz no paraba de repetirse cada vez más y más fuerte, de
hecho, me hizo olvidarme completamente de mis pensamientos y caí en la
tentación. Decidí probarla, la voz que se apoderó de mi cabeza me convenció. La
probé, me gustó mucho, la voz tenía toda la razón, estaba muy dulce; pero de
repente el cielo se volvió oscuro; todas las frutas se empezaron a podrir
excepto las manzanas, era muy extraño; todos los animales que había huían a sus
madrigueras y en el suelo se abrió un agujero negro que parecía engullirme,
pero no, de ahí salió la muerte con su guadaña. Yo estaba
muy sorprendido, pero suponía que esto eran las consecuencias que tuvo comerme
la manzana. La muerte me cogió del brazo, me intenté resistir pero no pude, fue
más astuta que yo. Una vez me tenía bien cogido me llevo al agujero negro y
allí abajo todo era negro y con muchas llamas ardientes.
Estaba en el infierno por comerme una simple manzana; me preguntaba como podía
ser esto, pero cuando me quise despertar de aquel horrible sueño no puede
porque todo aquello no era obra de mi mente junto con mi voz interior era la
pura realidad.
Sofía Palomar ha escrito:
18 de mayo 2011
Esa voz que a veces susurra, otras hablan y muchas grita. Esa sensación interior
que te pide que corras, o necesita calma. Te pide lanzarte o te impide avanzar.
Te ruega gritar y desahogarte, o en momentos necesita absoluto silencio. Esa
voz que todos necesitamos sacar al exterior en algún momento, gritar al mundo
todo lo que te dice, esa voz, que es la voz de nuestro interior, la voz de
nosotros mismos.
Aitor Orduña Simón ha escrito:
18 de mayo 2011
¿Qué mejor forma de crear una vida más llena que
dominando tu voz interior? Tu voz interior es la que te guía para conseguir
todo aquello que te propones, aunque cuando haces cosas que no están bien te
empieza a marear, el llamado remordimiento. Y es que un poder silencioso surge
de tu corazón, y el secreto para estar en armonía con sus mensajes es estar
agradecido, tu voz interior cobra volumen y claridad, enviando a
tu mente mensajes muy importantes para tu vida, es casi imposible impedir que
tu voz interior te hable con claridad y profundidad. Muchas revelaciones
mentales se alumbran en tu interior cuando tu voz se hace más fuerte que voces
y opiniones que te llegan desde fuera. Es posible alcanzar gran sabiduría e
ingenio escuchando unos minutos a tu voz interior.
Laura Lacueva Gil ha escrito:
24 de mayo 2011
Mi voz interior me dice que trabaje, pero yo no le hago mucho
caso. Se parece a mi madre, siempre me dice las mismas cosas: recoge tu cuarto,
llévate bien con tu hermana; a veces se parece más a mi padre, que siempre
dice: ¡Todo está por el medio! A veces le hago caso, aunque de vez en cuando me
asusto, me pregunto, ¿Esa soy yo? Ya que no lo hago con mucha frecuencia.
De vez en cuando reflexiono y pienso que tal vez, solo tal vez, si
le hiciera mas caso me iría mejor la vida, como aquella ocasión en que mi voz
interior me dijo que no fuera en dirección contraria con la bici y yo, como de
costumbre, no le hice caso, por ese motivo me vino justo esquivar a un coche
que me venia de frente y me choqué contra uno que había aparcado, si le hubiera
hecho caso a mi voz interior, probablemente mi bici no estaría ahora mismo en
el taller.
.
Raphael ha escrito:
12 de julio 2011
No parle de la veu interior, en què, com possessió
satànica, s'excusen molts delinqüents per tal de justificar les seues
malifetes. Tampoc de les visions, sentides com a reals, que pateixen alguns
malalts, com ara els esquizofrènics.
Em referisc, ara sí, a aquella consciència pròpia que dóna el crit d'alarma
davant d'una actuació que, en el fons, sabem deshonesta. I, si som esclaus de
les nostres paraules, més encara d'aquesta veu nostra, crítica, que sempre
durem a dins.
Així, l'alarma de la veu interior té moltes oportunitats per encendre's:
Quan no cedim el seient a una persona major, embarassada o impedida al
transport públic, tot i les indicacions que, per escrit, figuren en llegendes
adherides al vehicle. Quan som a la cua del caixer del supermercat i, darrere
nostre, ve un altre client amb uns pocs productes en comparació amb la nostra
bossa a vessar, i no el deixem passar. Quan canviem de canal, o, més fàcil
encara, apaguem el televisor per no veure ni escoltar les notícies que, sobre
la fam i les guerres, conta el periodisme. Podrem tancar els ulls, sí, però la
realitat sempre persisteix, cabuda. Quan parlem sense pensar allò dit i acabem
per ferir a gent estimada. Quan comprem i comprem (consumisme) tot el que ens
entra pels ulls, dels brillants aparadors, de botigues i centres comercials,
sense pensar si ens és necessari o estem tirant els diners. Quan veiem un
indigent per places, esglésies i carrers, demanant almoina, i ni tan sols el
mirem a la cara. De fet, abans soltem un pessic de pa, o de galeta, a un gos o
gat d'aquells que van solts. Quan ens trobem malament, o tenim enfront de
nosaltres un problema guaixat i decidim evadir-nos, oblidar-nos-en, agafant un
bon pet en qualsevol botellot de cap de setmana. O quan ens autoenganyem,
fent-nos creure que tot va bé, encara que tinguem a la vista un horitzó fosc.
Potser ens defensem en dir que el món és com és i nosaltres, cadascú per
separat, com a persona individual, no podem fer res per millorar-lo. Que la
nostra acció seria una minúscula gota d'aigua enmig d'un gegantesc oceà que ja
en va ple. Això és el discurs fàcil. Hem de ser conscients que cada vegada que
comprem un producte, que consumim,
fem una elecció: entre grans marques (de roba, tèxtil, alimentació)
multinacionals que exploten dones i infants a països del Tercer Món per
estalviar-se en els costos de producció i venen, als mercats dels rics, a preu
d'or; Hem de saber, per exemple, que el coltà -mescla de minerals
imprescindible per a fer mòbils, ordinadors, videojocs...-
provoca guerres al cor d'Àfrica, etcètera.
Podem influir en la construcció d'un altre món, i una altra vida pròpia:
reciclant, cuidant del nostre cos, escoltant els demés, no sent hipòcrites
però, alhora, dir les coses greus amb tacte, posant-nos en la pell dels altres.
En fi, tractar a la gent com ens agradaria que ens tractaren. Que no és altra
la funció de la nostra consciència o veu interior.
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