LA LETRA Y LA MÚSICA: Lo pequeño infinito, por Ancrugon
El rock, tipos duros, rebeldes,
inconformistas, gente que habla sin complejos y dice lo que piensa… cuya
música, rompiendo los esquemas del inicio, es ejemplo de libertad y osadía… Y
sin embargo, hurgando en la trastienda de sus sentimientos se hallan preciosas
baladas que ablandan cualquier corazón endurecido que alardea de
insensibilidad, son sus momentos de las pequeñas cosas que ellos han sido
capaces de elevar a lo más alto de las grandes creaciones que irán más allá del
tiempo y la moda para ser catalogadas entre lo más grande de la música…
Seguro que, en esta selección, nos hemos
quedado bastante cortos y muy lejos de realizar algo exhaustivo y, ni tan
siquiera, acertado, pero sería imposible sintetizar la gran cantidad de buenas
composiciones y fantásticos temas que se han escrito a lo largo de la historia
de la música contemporánea. Sin embargo seguro que todos los elegidos nos
evocarán momentos que quedaron aparcados en el baúl de la nostalgia.
Comenzaremos con una canción mítica, una
canción que emociona y hace pensar, una canción, “Dust in the wind”, que nos
dice que tanto nosotros como nuestros sueños sólo somos polvo en el viento, una
canción intemporal que quedará entre las grandes baladas de la historia. Fue
compuesta por Kerry Livgren, el chico de Topeka que se construyó su primera
guitarra eléctrica a partir de otra barata, un amplificador y un micrófono,
siendo una de las primeras piezas acústicas del grupo Kansas, banda norteamericana
de rock progresivo que alcanzó gran popularidad en la década de los 70, canción
esta que rompía con el estilo propio del grupo por su melodía suave y su letra
profunda y melancólica. En mitad de la misma aparece el violín de Robby
Steinhardt que interpreta una melodía maravillosa la cual nos descubrió, a los
adolescentes de aquellos tiempos, lo cerca que estaba el rock de la música
sinfónica. Este tema apareció en larga duración Point of Know Return, de 1977 y supuso el mayor éxito del grupo, llegando
incluso a las primeras posiciones de la lista de popularidad más cotizada en el
momento musical del planeta, la Billboard Hot 100.
Su letra, profunda, negativa, sin esperanza,
nos habla de lo poco que importamos, de lo poco que somos, de la pequeñez e
insignificancia de nuestras personas:
“Cierro mis ojos sólo por un instante y al momento se han
ido todos mis sueños, pasaron ante mis ojos como una curiosidad. Polvo en el
viento, todo es polvo en el viento. La misma vieja canción, simplemente una
gota de agua en un interminable océano, todo lo que hacemos se deshace en la
tierra aunque nos neguemos a verlo. Polvo en el viento, todo lo que somos es
polvo en el viento. No te aferres a nada, pues nada dura para siempre excepto
la Tierra y el Cielo. Todo se escapa y todo tu dinero no comprará otro minuto.
Polvo en el viento, sólo somos polvo en el viento. Polvo en el viento, todo es
polvo en el viento.”
El siguiente tema, “Sound of silence”, fue compuesto por
dúo de folk rock norteamericano Simon and
Garfunkel, que allá por la década de los sesenta del pasado siglo hicieron
estragos entre la juventud de los Estados Unidos y de Europa. Esta canción fue
escrita en 1964 por Paul Simon tras el asesinato de John F. Kennedy con la
pretensión de expresar el sentimiento general sobre aquel suceso. Apareció por
primera vez en el álbum The sounds of
silence y pronto llegó a ser un gran éxito de popularidad y ventas, siendo
utilizada incluso en algunas películas como “El graduado”, “Watchmen” o
“Bobby”.
Es otra letra de gran profundidad llena de
soledad y angustia, donde el ser humano, a pesar de los miles que se
congreguen, sólo puede lanzar al viento su impotencia ante lo que no comprende,
ante la injusticia y el miedo a un monstruo, representado por las luces de
neón, que ellos mismos han ayudado a crear y a engordar y por ello su fuerza
está en algo tan insignificante y, a la vez, tan atronador, como el silencio,
el sonido del silencio:
“¡Hola, Oscuridad!, mi vieja amiga. He venido a hablar
contigo otra vez, porque una visión, arrastrándose suavemente, dejó sus
semillas mientras yo estaba durmiendo. Y la visión, que fue plantada en mi
cerebro, todavía permanece dentro de los sonidos del silencio. En sueños, sin
descanso, caminé solo por estrechas calles llenas de guijarros. Debajo del halo
de una farola, me levante el cuello contra el frío y la humedad, cuando mis
ojos fueron apuñalados por el flas de la luz de neón, que resquebrajaba la
noche y acariciaba los sonidos del silencio. Y en la luz desnuda vi diez mil
personas, quizás más, gente hablando sin conversar, gente oyendo sin escuchar,
gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirían, y nadie osó
molestar a los sonidos del silencio. Y la gente se inclinó y rezó al dios de
neón que habían creado. Y el cartel encendió su advertencia en las palabras que
estaba formando, y los carteles decían que las palabras de los profetas están
escritas en las paredes del subterráneo y en las salas del conventillo. Y le
susurró los sonidos del silencio.”
El final del amor, la pérdida de un sueño, es
el tema principal de “Angie”, canción
escrita por Keith
Richards, el polémico y polifacético componente de los Rolling Stones, junto con Mick Jagger, el cantante y líder del
grupo, quien la interpreta con su voz peculiar y su estilo desgarrado. La
canción, que data de 1972, apareció un año después en el álbum Goats Head
Soup, llegando a ocupar el número uno de la mayor parte de las listas de
medio mundo. Se dice que Jagger fue en realidad el autor de la letra y que la
escribió para Angela, la mujer de David Bowie, aunque el propio Jagger lo
desmintió, con lo que el origen de la misma sigue siendo un secreto.
En ella alguien intenta convencer a Angie
de que es el momento de terminar con su amor, aunque él la siga queriendo y que
todas esas pequeñas cosas que hubo entre ellos seguirán ahí, pero ha llegado la
hora de decir adiós:
“Angie, Angie, ¿Cuándo todas esas nubes desaparecerán?¿A
dónde nos conducirán desde aquí? Sin amor en nuestras almas y sin dinero en
nuestros abrigos, no puedes decir que estemos satisfechos, pero Angie, Angie,
tú no puedes decir que nunca lo intentamos. Angie, eres hermosa, ¿pero no crees
que ya es hora de decir adiós? Angie, yo todavía te amo, ¿recuerdas todas
aquellas noches que nosotros llorábamos?, ¿todos aquellos sueños que parecían
tan cercanos de realizar para que todo se escapara como el humo? Déjame
susurrarte al oído, Angie, Angie, ¿a dónde nos conducirá desde aquí?¡Oh, Angie,
no llores! Todavía tus besos saben dulce. Odio esa tristeza en tus ojos, pero
Angie, Angie, ¿no crees que ya es tiempo de decir adiós? Sin amor en nuestras
almas y sin dinero en nuestros abrigos, no puedes decir que estemos
satisfechos, pero Angie, Angie, aún te amo, pequeña y donde sea que mire
siempre veo tus ojos. No hay ninguna mujer que se parezca a ti. Vamos mi niña,
seca tus ojos, ¿no es bueno estar vivo? Angie, Angie, nadie puede decir que
nunca lo intentamos.
Ahora tendremos que descubrirnos ante uno de los
más grandes temas de la historia del rock, nada menos que el famoso y
controvertido “Stairway to Heaven”,
del mítico grupo británico Led Zappelin. Esta canción fue compuesta, en 1971,
por el guitarrista Jimmy
Page, debatido personaje que fue acusado de prácticas ocultistas y, sin
embargo, más tarde fue galardonado como miembro de la Orden del Imperio
Británico por su labor de caridad en ayuda de las personas más desfavorecidas
de Brasil, y el cantante Robert Plant, uno de los mejores vocalistas de toda la historia
del rock, e incluida en el cuarto trabajo de estudio de la banda, Led
Zeppelin IV, uno de los álbumes más vendidos de la historia y que,
curiosamente, carece de título, llevando simplemente el número de orden de los
creados por el grupo, a causa del poco éxito obtenido por su trabajo anterior.
Este tema nunca fue editado en sencillo, sin embargo es una de las más oídas en
las emisoras de radio de todo el mundo y el solo de guitarra que en él aparece
está considerado por los entendidos como el mejor de todos los tiempos…
El tema de la canción es confuso y lleno de misterio y
referencias hacia lo místico o esotérico, según algunos, llegando incluso a ser
acusada de poseer contenido satánico si era escuchada al revés. Sin embargo,
haciendo caso a las propias palabras de su creador, Robert Plant, simplemente “es el comienzo de la primavera, cuando los
pájaros hacen sus nidos, cuando empiezan la esperanza y el nuevo año. Y no
tiene nada que ver con esas cosas raras que se leen en América.” En la
letra aparece mencionada una dama que no se sabe quién es, aunque el mismo
autor dijo que era una representación de la Reina de Mayo, la que preside las
fiestas de primavera, y en toda ella aparecen referencias a la naturaleza, los
bosques, el viento… a la quimera de un mundo idílico y fantástico como el hecho
de comprar una escalera al cielo…
“Hay una dama que está segura que todo lo que brilla es oro y ella compra una
escalera al cielo. Cuándo ella llega allí sabe si las tiendas están cerradas. Con una palabra puede obtener lo que vino a buscar. Y ella está comprando una escalera al cielo. Hay un letrero en la pared pero ella quiere estar segura porque a veces las palabras tienen dos significados. En un árbol junto al arroyo, hay un pájaro que canta. A Veces todos nuestros pensamientos son dudosos. Me hace pensar, me hace pensar.
Siento una cierta sensación cuando miro hacia el oeste y mi espíritu grita por irse.
En mis pensamientos he visto anillos de humo entre los árboles y las voces de los que se quedan mirando, me hacen pensar, realmente me hacen pensar. Y se murmura que pronto, si todos llamamos la melodía, el flautista nos conducirá a la razón. Y un día nuevo amanecerá para los que resistan y en los bosques resonarán las risas. Si hay alboroto en tu cercado, no te inquietes, sólo es una limpieza a fondo para la Reina de Mayo. Sí, hay dos senderos que se pueden seguir, pero a largo plazo todavía se está a tiempo de cambiar el camino. Y eso me hace pensar. Tienes la cabeza aturdida y no funcionará. Por si no lo sabías, el flautista te llama para que te unas a él. Querida dama, ¿oyes soplar el viento?, ¿y sabías que tu escalera está en el susurrante viento? Y mientras serpenteamos por el camino, nuestras sombras más altas que nuestra alma, por ahí anda una dama a la que todos conocemos que irradia luz blanca y quiere enseñar como todo aún se convierte en oro. Y si escuchas atentamente, la melodía te llegará al final. Cuando todos sea uno y uno sea todos para ser una roca y no rodar.
Y va a comprar una escalera al cielo.
Roger Waters, bajista, vocalista,
guitarrista, letrista y compositor es un hombre entregado por entero a la
música, quien, tras la marcha de Syd Barrett del grupo por problemas provocados
por el consumo de drogas, se convirtió en el líder conceptual de Pink Floyd. Él
fue el autor de la canción “Wish you were
here”, que apareció en el álbum del mismo nombre, en 1975, noveno trabajo
de la banda y segundo de los llamados conceptuales. Todo el conjunto del álbum
tiene como tema de fondo la decepción que le producía al autor la pérdida de
camaradería entre los componentes del grupo, de ahí el título: “Ojalá
estuvieras aquí”, y su frustración que le producía la industria de la música.
La canción comienza con el sonido de una radio buscando emisoras, hasta que se detiene en
el comienzo de la canción propiamente dicho. La introducción es tocada por
David Gilmour con una guitarra de doce cuerdas que estaba preparada para dar la
sensación de estar siendo escuchada en una vieja radio de transistores.
La soledad aparece de nuevo en esta
canción. El ser humano decepcionado de la realidad y el deseo de que vuelva esa
amistad perdida, vendida a la consecución de unas quimeras…
“¿Así, así que crees que puedes
distinguir el cielo del infierno, cielos azules del dolor? ¿Puedes distinguir
un campo verde de un carril de frío acero? ¿Una sonrisa de un velo? ¿Crees que
lo puedes distinguir? ¿Y pensaste que te harían cambiar
tus héroes por fantasmas? ¿Cenizas calientes por árboles? ¿Aire caliente por una brisa fresca? ¿Fría comodidad por cambio? ¿Y tú intercambiaste un paseo por parte de la guerra por un papel principal en una jaula? Como deseo, como desearía que estuvieras aquí. Somos sólo dos almas perdidas nadando en una pecera, año tras año, corriendo sobre la misma tierra vieja. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos viejos temores. Desearía que estuvieras aquí.”
tus héroes por fantasmas? ¿Cenizas calientes por árboles? ¿Aire caliente por una brisa fresca? ¿Fría comodidad por cambio? ¿Y tú intercambiaste un paseo por parte de la guerra por un papel principal en una jaula? Como deseo, como desearía que estuvieras aquí. Somos sólo dos almas perdidas nadando en una pecera, año tras año, corriendo sobre la misma tierra vieja. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos viejos temores. Desearía que estuvieras aquí.”
Hay momentos en la vida tan duros y trágicos que, si quien lo sufre tiene la sensibilidad de un artista, pueden surgir joyas como esta. "Tears in Heaven" (Lágrimas en el cielo), balada de Eric Clapton quien la escribió en memoria de su hijo Conor, el cual murió en 1991 al caer accidentalmente desde el piso 53 de un rascacielos en Manhattan, el niño tenía 4 años de edad. Clapton compuso esta canción nueve meses después y, al poco tiempo, ya se había convertido en uno de sus temas de más éxito. "Tears in heaven" formó parte de la banda sonora de la película Rush y ganó tres premios Grammy en 1993. Aparece en álbum Unplugged.
Clapton le pregunta a su niño muerto, quiere
saber si esas pequeños grandes detalles, como saber su nombre, cogerle de la
mano… se repetirían en el cielo igual que eran en la vida y luego reflexiona
sobre lo duro que va a ser para él el paso del tiempo sin su pequeño.
“¿Sabrías cómo me
llamo si te viera en el cielo? ¿Sería lo mismo si te viera en el cielo? Debo
ser fuerte y seguir mi camino porque sé que no pertenezco aquí en al cielo. ¿Me
cogerías de la mano si te viera en el cielo? ¿Me ayudarías a levantarme si te
viera en el cielo? Hallaré mi camino de día y de noche porque sé que no puedo
quedarme aquí en el cielo. El tiempo puede abatirte, el tiempo puede ponerte de
rodillas, el tiempo puede romperte el corazón y tenerte implorando piedad,
implorando piedad. Detrás de la puerta habrá paz, estoy seguro, y sé que no
habrá más lágrimas en el cielo.
Livin’ Thing es una de las canciones
más importantes de la ELO (Electric Light Orchestra). Escrita por Jeff Lynne
1976, apareció en el álbum A New World Record . La canción
comienza con los sonidos de violines y chelos que fueron clásicos en las
composiciones del grupo y con una parte donde aparece la guitarra acústica. En
los coros de la grabación de estudio, colaboró Patti Quatro, hermana de la
cantante y actriz Suzi Quatro.
El tema de la canción fue muy polémico, pues
los grupos antiaborto la utilizaron como símbolo de su causa por la letra del
estribillo: “it’s a livin’ thing /it’s a
terible thing to lose / it’s a given thing / what a terible thing to lose.”
Jeff Lynne, sin embargo, aseguró que nada tenía que ver con ello, sino que esta
letra se refería al dolor por la pérdida de un amor. Juzguen ustedes mismos…
“Navegar en la cresta de una ola es como magia, rodar y
montar y resbalar y deslizarse, es magia. Y tú y tu dulce deseo que me llevó más y más alto. Es
un ser vivo, es una cosa terrible de perder, es una cosa dada, qué cosa más
terrible que perder. Hacer creer esto es lo que tú concibes desde tu peor día
moviéndose en línea, entonces tú miras hacia atrás en el tiempo, hacia tu
primer día. Tomar una causa de inmersión no se puede detener la caída. Aguas
abajo flotando. Así que vamos a ir, no comiences a estropear el espectáculo. Es
un mal sueño.”
Y concluimos con algo más animado, más
positivo, más sencillo. “Give a little
bit” es una canción escrita por Rick
Davies y Roger Hodgson en 1977, miembros ambos del grupo de rock progresivo
inglés Supertramp, creado por el millonario holandés Stanley August Miesegaes, gozó de gran
popularidad a finales de los años setenta y a comienzos de los 80. Give a little bit fue uno de sus mayores
éxitos como canción, aunque su álbum Even in the Quietest Moments, no
fue el más vendido, sino que este honor se lo quitaron Crisis, what crisis? y Breakfast
in America.
El tema de esta canción es, simplemente, la
petición de un poquito de amor, sólo un
poquito, porque el amor necesita poco para alimentarse, no le hace falta
grandes festines, con poco crece y crece…
“Da un poco, dame un poco de tu amor, da
un poco. Yo te daré un poco de mi amor, hay tanto que necesitamos compartir.
Así que envía una sonrisa y muestra que te importa. Daré un poco, te daré un
poco de mi vida, así que da un poco, dame un poco de tu tiempo. Mira al hombre
con los ojos solitarios, toma su mano, te sorprenderás. Da un poco, dame un
poco de tu amor, yo te daré un poco de mi vida. Este es el momento que
necesitamos compartir, así que encuéntrate a ti misma, estamos en nuestro
camino, volviendo a casa, yendo a casa, ¿no necesitas sentirte en casa? Oh si,
vamos a cantar.”
Y ésta ha sido la selección de grandes
baladas rockeras que hablan de pequeñas cosas: el polvo en el viento, el sonido
del silencio, el final de un amor (Angie), una utopía (Escalera al cielo), la
añoranza (Ojalá estuvieras aquí), una pérdida (Lágrimas en el cielo), una cosa
viva o el deseo de un poco de amor…
Comentarios
Publicar un comentario