EL ARPA DORMIDA: Gacelas de Lorca, por Ancrugon

Hoy, en el apartado de “El arpa dormida”, nos visita el embrujo andaluz de uno de los poetas icono de la Generación del 27, Federico García Lorca. La muerte prematura, violenta y gratuita de este gran fabricante de sueños, hizo que su figura, ya importante por su creación literaria, se rodease de una aureola de misticismo libertario que le acompañará a lo largo de la historia.
Sus trabajos se extienden por casi todos los géneros, sin embargo es en la poesía donde sus raíces penetran más hondamente en la tierra para alimentarse de las sales que le darán el carácter popular que, incluso en los más vanguardistas, impregna cada verso de todos sus poemas. Lorca bebió de su pueblo y Lorca aprendió las nuevas modas, y en Lorca hay una simbiosis que le dan una personalidad propia, no repetida por nadie hasta el momento.
El poemario que vamos a disfrutar es una parte de las dos que componen el “Diván del Tamarit”: Gacelas y Casidas. Este poemario fue comenzado antes de 1931, sin concretar ninguna fecha para su inicio por la sencilla razón de que nadie se pone de acuerdo en ello, y lo concluyó en el año 1935, publicándolo al año siguiente, poco antes de que fuera asesinado.
El título, con sonoridad oriental, viene de la palabra de origen persa “Diván”, que en su origen significaba una habitación donde los escribas hacían sus inventarios, pero que, posteriormente, paso a denominar al mismo libro en el cual asentaban tales datos. Posiblemente, con este último sentido pasaría al árabe clásico, pues en esta lengua tenía el significado de un libro de poemas o cancionero. Por su parte, Tamarit tiene menos relaciones exóticas, en principio, claro, pues simplemente es el nombre de una de las fincas que la familia de Federico poseía en Granada y donde se supone que escribió gran parte de los poemas.
La parte que leeremos está compuesta por doce gacelas de tema amoroso, en general, aunque también aparecen otros temas, como el de la muerte. Una gacela es un poema de de la literatura árabe (ghazel o gazal) y consiste en una composición estrófica breve, cuya etimología se relaciona con la idea de piropo o cumplido.
Como ya hemos mencionado, las doce gacelas rondan el tema amoroso, pero enfocado desde diferentes ángulos en cada una de ellas aunque todas engloban lo que es el verdadero ciclo amoroso: búsqueda, encuentro y separación; donde la búsqueda es la ansiedad por el otro, de su cuerpo, se su sensualidad; el encuentro es la entrega, la cual puede estar matizada por diferentes circunstancias, como la fugacidad del tiempo, o el rechazo del otro…, y la separación viene marcada con el dolor, la muerte, la esperanza de renacer, de que vuelva el día.
No pretendemos hacer aquí un análisis detallado de cada una, sino que deseamos que sea el propio lector, o lectora, quien descubra los recovecos, las esquinas, los caminos y atajos, los laberintos y demás vericuetos que se puedan encontrar en ellas y nos los comenten para darle un cuerpo múltiple a este apartado. Ahora, disfrutad con las doce gacelas de Federico García Lorca.

Trinidad(lunes, 22. octubre 2012 03:09)
ResponderEliminarEstá muy bueno pero, me gustaría que especificaran las fechas en que Lorca creó cada Gacela.
Ancrugon(miércoles, 24. octubre 2012 18:37)
ResponderEliminarEn respuesta a nuestra lectora Trinidad, como indicamos arriba en el artículo, este poemario, “Diván de Tamarit”, donde las “gacelas” están incluidas, fue comenzado por Federico García Lorca antes de 1931 y lo concluyó en 1935, siendo publicado en 1936, poco antes de su muerte. Pero, lamentablemente, tras haber consultado en varias historias de la Literatura, no podemos concretar la fecha de cada una de las gacelas, posiblemente porque Federico no lo indicara, pues las mismas podrían haber sufrido retoques y transformaciones durante la creación del poemario hasta conseguir el resultado final. Pero, no obstante, si alguien tiene información sobre este punto, pueden en cualquier momento publicarlo en esta página.
Muchas gracias por leernos y esperamos seguir contando con su atención.
Un afectuoso saludo.